27 de junio de 2007

Rojo


De la mutación constante de las cosas brota una señal, una llamada, un parpadeo: una cosa que se desprende de las otras con la intención de significar alguna cosa... ¿qué?, ella misma, una cosa sólo está contenta de ser mirada por las otras cosas cuando está convencida de significar ella misma y nada más, en medio de las cosas que significan ellas mismas y nada más.
Las ocasiones de este tipo no son nada frecuentes, pero tarde o temprano se presentan: basta con esperar a que se verifique una de esas afortunadas coincidencias en que el mundo quiere mirar y ser mirado en el mismo instante y que coincida que el señor Palomar pase por allí. O sea, el señor Palomar ni siquiera tiene que esperar, porque estas cosas suceden cuando menos se esperan.
Ítalo Calvino, "El mundo mira al mundo" (Palomar)

20 de junio de 2007

Cra, cra, cra



Entonces ocurrió aquello, lo Inconcebible. Rasid salió al escenario y se encaró con la vasta selva humana. Harún estaba entre bastidores, mirándolo. El pobre juglar abrió la boca y la gente gritó de entusiasmo. Pero, al abrir la boca, Rasid Khalifa descubrió que la tenía tan vacía como el corazón.
-Craa –fue todo lo que le salió. El Sha de Bla sonaba como un cuervo estúpido-. Cra, cra, cra.


Salman Rushdie, "Harún y el Mar de las Historias"



Existe otra interpretación de esta historia que sostiene una versión ligeramente distinta de los hechos:
Cuando Rasid Khalifa abrió la boca y descubrió que, por primera vez en su vida, no tenía nada que contar, el ‘Craa’ que pareció emerger de la garganta del juglar provenía en realidad de un grupo de cuervos platónikos que se habían apoderado de su corazón vacío y que, en aquel preciso momento, salían en bandada hacia el mundo exterior, emitiendo burlones graznidos para celebrar su victoria.
Ninguno de los asistentes vió los cuervos: sólo el propio Rasid pudo, más que ver, sentir cómo unas sombras negras que desde hacía tiempo revoloteaban en su interior lo abandonaban finalmente a través del aliento, llevándose con ellas lo poco que quedaba de sus sueños y esperanzas.

13 de junio de 2007

¡Estoy nominada!


¡Marta me ha nominado! Se trata de explicar 7 cosas sobre uno mismo y nominar a algunas personas más para que también lo hagan. Bueno, pues allá voy (no os quejaréis, que os he hecho un dibujillo y todo para poneros en situación):
1. Me llamo Sonia, soy diseñadora gráfica y trabajo desde casa, lo que me permite pasar horas y horas con...
2. ... mis gatos! Bueno, no es que sean míos: son de ellos mismos, pero el caso es que viven conmigo ;-p. Son tres personajillos tremendos que llenan la casa de alegría y me tienen el corazón robado... ay, que se me cae la baba!
3. Otro compañero inseparable con el que comparto gran parte de mi tiempo (¡el trabajo me obliga!) es el ordenador... Pero he de confesar una cosa: no me gustan nada los ordenadores! Reconozco que son muy útiles pero... mira, no me gustan. Y ellos, que lo saben, para vengarse fallan y me hacen “putadillas” siempre que pueden. Mi ilusión sería pasar menos tiempo delante del ordenador, para poder...
4. ... hacer cosas con las manos, cosas palpables. La primera: dibujar. Me encanta dibujar, sobretodo ilustraciones infantiles, pero me falta práctica... ¡y tiempo para practicar!
5. Y la otra cosa a la que querría poder dedicar mi tiempo es la joyería. Tuve la oportunidad de pasar un año entero aprendiendo el oficio... y me apasionó la manera en que el artesano puede dar forma a sus ideas con sus propias manos. Tengo las herramientas acumulando polvo en el cajón... ¡espero que por no mucho tiempo más!
6. Lo que seguro que nunca acumulará polvo en mis cajones son los dulces: soy muy golosa. Ya de pequeña destacaba por mi particular habilidad para engullir dulces a dos carrillos, y por eso en el cole me llamaban “la Golo”. Mis preferencias culinarias no son demasiado sofisticadas: entre un bocadillo de jamón serrano y otro de nocilla me quedo, sin dudarlo, con el segundo.
7. Aparte de mi maestría para tragar golosinas, poseo una habilidad algo más peculiar: tengo un imán para atraer situaciones absurdas de todo tipo. No sé si porque soy algo despistada, o porque tengo la cabeza llena de pájaros... o yo que sé... el caso es que, sin saber cómo, a menudo me encuentro metida en situaciones de aquellas de “¡tierra, trágame!”, al más puro estilo Bridget Jones.
Chim pón!
Y nomino a: