26 de abril de 2010

Úrsula Epops



La mayor parte del tiempo, Úrsula es invisible.
Aunque es de carne y hueso y ocupa un espacio físico tangible, su presencia resulta insignificante, casi nula; una discontinuidad en el tejido uniforme de cosas que son palpitan corren respiran hablan.
Se diría que, cómoda en su agujero de no-existencia, se resiste a salir de él. Con tanto ahínco evita intervenir en la realidad que, cuando por un instante abandona su estado de invisibilidad, su presencia se torna de pronto desmesurada, incómoda. Las pocas veces que se hace ver u oír, tiende a hacer y decir lo más inapropiado para la ocasión.

Así fue como Úrsula llamó mi atención; en uno de los momentos en que se hizo visible para el mundo durante una aparición tan fugaz como inoportuna, acerté a entrever por primera vez en ella algo que me era familiar, un cierto aire platóniko. Algo me dice que en sus largos silencios ella escucha más allá, observa cosas que otros no ven. Desmañada y torpe en los asuntos cotidianos, presiento que sin embargo es capaz de desenvolverse en tierras platónikas con la soltura y delicadeza de una mariposa.

Y me consta que así es, pues tras secretas investigaciones he sabido que Úrsula es conocida en Platonia como "la señora Epops"; segun parece, se ha ganado este apodo tras haber sido vista en repetidas ocasiones en compañía de las asustadizas abubillas platónikas, que sorprendentemente se muestran confiadas y amistosas a su lado.
Tendré que seguirla de cerca...